Uno de los primeros mártires fue Benjamín, diácono. Después de que fuera golpeado, estuvo encarcelado durante un año, pero obtuvo su libertad gracias al embajador del Constantinopla y prometiendo bajo su responsabilidad que el santo se abstendría de hablar acerca de su religión. Sin embargo, Benjamín declaró que él no podía cumplir tal condición y, no perdió la oportunidad de predicar el Evangelio. Fue de nuevo aprehendido y llevado ante el rey, quien lo sometió a crueles torturas, siendo luego decapitado.
Breve meditación de un Domingo
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[image: Al pie de la Cruz]Lo que sigue es es una de esas verdades
cristianas que tienen como una de sus marcas de autenticidad *lo grandes
que nos queda...
Hace 4 horas.


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