San Florián nació cerca del año 250 en la ciudad de Aelium Cetiumin, hoy conocida como Saint Pölten - Austria.
Según la tradición era comandante del ejército romano en Baviera, siendo responsable de la brigada de bomberos.
Durante la persecución de Diocleciano, se presentó en la ciudad de Lorch el cónsul Aquilino para hacer valer el edicto de persecución contra los cristianos.
Allí cumplió Florián su deber de militar perfectamente, hasta que se dio cuenta de que cuarenta de sus compañeros fueron encarcelados a causa de ser seguidores de Cristo.
Entonces, se sintió impulsado a compartir la suerte de sus hermanos de fe y también se negó a perseguir a sus correligionarios.
Por ello fue conducido ante Aquilino quien le exigió que adorara a los dioses romanos a lo cual se opuso tajantemente.
Fue desnudado, azotado cruelmente con garfios y, posteriormente, se le arrojó al río Enns atado por el cuello a una pesada roca;
su cuerpo fue arrastrado por la corriente y fue a parar a una orilla.
Entonces, sigue diciéndonos la tradición, descendió un águila para proteger sus restos, hasta que fue sepultado por una mujer llamada Valeria.
San Florián tiene el patronazgo sobre el cuerpo de bomberos, los deshollinadores de chimeneas, se invoca su protección sobre los que están en peligro de ahogarse y por este motivo, comparte con San Juan Nepomuceno dicha protección.
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